Saturday, July 26, 2025

La desconexión democrática

La desafección política no es un fenómeno nuevo, pero su magnitud actual es alarmante. Hay, cada vez, más ciudadanos que sienten que su voz no tiene impacto en el sistema político, lo que lleva a un distanciamiento progresivo de los procesos democráticos. Sobre esto mismo hay incluso estudios que demuestran que así es. Y todo esto no dejaría de ser sería anecdótico si no fuera porque en la actualidad vivimos bajo el maquillaje de regímenes democráticos.

Ese camino hacia el autoritarismo que han tomado muchos países, incluido el nuestro, se fabrican desde una apariencia de legitimidad y, además, aprovechan la desconexión de la opinión pública y la pasividad de la ciudadanía para salvar cualquier obstáculo democrático que se interponga en el camino. Frente a este proceso de descomposición democrático han surgido partidos de corte populista que apelan, en nombre de una agenda ideológica radical, a adoptar medidas urgentes para evitar que se sigan socavando los principios democráticos, pero, lamentablemente, lo enfocan bajo el prisma de un nuevo autoritarismo.

En el caso de España, el auge de los partidos populistas de derechas aún no ha dado muestra de plantear como alternativa un autoritarismo frente a otro autoritarismo. Más bien todo lo contrario. Paradójicamente han sido los partidos de izquierda y de extrema izquierda los que se han instalado en una ideología radical sustentada en un populismo autoritario. El gobierno social-comunista de Pedro Sánchez ha optado por una retórica de exclusión del adversario político que alimenta la polarización hasta límites impensables hace solo unos años. La participación en su gobierno de partidos independistas, nacionalistas, filoterroristas y la alianza de la extrema izquierda no solamente pone en riesgo la cohesión territorial y fiscal, sino que, además, amenaza con desmantelar los pilares fundamentales del Estado de Derecho.

En este este sentido, la gestión del “conflicto” en Cataluña ha sido particularmente alarmante frente a las demandas separatistas en términos de la unidad nacional y solidaridad fiscal. Además, hay una clara tentativa por controlar el sistema judicial y limitar la libertad de prensa; todas ellas prácticas muy claras de ese movimiento autoritario bajo la apariencia de la legitimidad.

Es cierto que la presunta corrupción gubernamental que alcanza incluso a su núcleo familiar puede poner en riesgo la continuidad de su gobierno. Pero en frente hay una oposición flácida, con un discurso que no despierta interés en esa ciudadanía que se halla, desde hace algún tiempo, en las latitudes de la desafección política y en los márgenes de la desinformación. La oposición debería plantear, por lo tanto y de manera urgente, argumentarios que ilusionen, pero sobre todo que despierten a la sociedad del estado lisérgico en el que se viven. Y esto, mucho me temo que no va a suceder pronto.


Sunday, July 20, 2025

La mordaza de Sánchez

En un giro digno de las más oscuras novelas distópicas, el gobierno de Pedro Sánchez ha emprendido una cruzada contra uno de los pilares fundamentales de nuestra democracia. Con una sutileza propia de un prestidigitador y la determinación de un auténtico autócrata ha puesto en el punto de mira al poder judicial y amenaza con cargarse el Estado de Derecho, sin el cual la democracia degenera en una mera tiranía electiva. 


La ofensiva de Pedro Sánchez consiste en domesticar al poder judicial y convertirlo en un instrumento político a su servicio. Bajo esa lógica distorsionada, el intento de remodelar el panorama judicial entraña su desnaturalización. Peor aún, el gobierno ha intentado retorcer y manipular las instituciones judiciales como si fueran plastilina, al mismo tiempo que ha impuesto la ley del silencio contra cualquier disidencia interna, incluida la de las voces discordantes de no pocos socialistas históricos como Felipe González, quien ya ha advertido que “sin justicia independiente no hay democracia”. 

La reforma exprés del CGPJ, el acoso a jueces como Juan Carlos Peinado y Manuel García-Castellón por investigar casos sensibles al gobierno y a su entorno, o el escandaloso indulto a los condenados del procés y el lawfare contra el Tribunal Supremo forman parte de ese nuevo orden Sanchista, que es jaleado no sólo por los ministros y portavoces de turno, sino también por la jauría mediática que ladra al son que les marca Moncloa. 

Con mayoría relativa en una de los dos cámaras, pero con la determinación de continuar en el poder a toda costa, el gobierno de Sánchez ha emprendido una conquista sigilosa pero sistemática por sus bemoles. Cada nombramiento, cada reforma, cada declaración parece estar cuidadosamente calculada para erosionar la independencia judicial y convertir a los tribunales en meros títeres del poder ejecutivo. En este atípico escenario político de nuestra historia reciente, la separación de poderes se tambalea peligrosamente. La justicia, otrora baluarte contra los excesos del poder, corre ahora el riesgo de convertirse en un mero apéndice del ejecutivo, y todo ello para validar su profunda adicción al poder.  

Huelga aclarar, por consiguiente, que mientras Sánchez y su cohorte continúen en su empeño de amordazar la justicia y socavar la independencia judicial, nuestra democracia se precipita peligrosamente por una pendiente sin retorno, porque una justicia silenciada es el preludio de una democracia amordazada.

Thursday, April 7, 2011

La literatura nostálgica

No se puede negar que hoy en día la literatura nostálgica--textos repletos de recuerdos, experiencias y relaciones personales--goza de una popularidad extensiva en España contemporánea. El pasado en sí se ha popularizado tanto como estilo narrativo que los escritores modernos (pienso mayormente en Pérez-Reverte) han desarrollado su propio estilo literario (frecuentemente ficticio--qué ironía, contar un recuerdo sin haberlo experimentado) de relatar los recuerdos. Por mi propia experiencia literaria, el primer texto que leí del hilo nostálgico (a pesar de su componente fantástico) es El cuarto de atrás (1978) de Carmen Martín-Gaite. La lectura fue una experiencia relevadora para mí. Sin haber participado nunca en una comunidad en constante peligro de la guerra, las palabras de Martín-Gaite dejaron una huella inolvidable en mi saber literario. Confieso que aún hoy en día no tengo un pleno entendimiento de la Guerra Civil, pero por lo menos he captado unas imágenes, a través de esta autora, de su poder destructivo y desalentador.

Mi propósito en hacer este "post" es de llamar la atención a una cita que acabo de leer en que el autor indica que hay un vacío social en la vida española moderna; un vacío que les lleva a la literatura nostálgica. Cito:
En el caso de la sociedad contemporánea,podemos especular que la documentación de un mayor consumo de ficción nostálgica se debe, precisamente, al vacío latente en un modelo de sociedad que sacia su deseo de continuidad mediante el consumo de la ficción nostálgica del bien-estar.
No sé exactamente qué pensar de la cita. No he leído suficiente literatura nostálgica para presumir que haya un hueco en la cultura de este siglo y para satisfacer esta carencia, el público se acerca a los libros de recuerdo (entre otros). ¿Qué opináis vosotros? ¿Habéis experimentado un vacío en vuestras propias vidas que os atrajo a la literatura nostálgica?

Thursday, January 6, 2011

Euro y cultura: las dos caras de la misma moneda

En relación a la evidencia del euroesceptismo que reina en los medios de comunicación europeos, tropecé en El País hace unos días con la opinión de Sami Naïr, filósofo y sociólogo francés, quien articulaba la actual crisis monetaria del euro con la parálisis del proyecto de integración en la Unión Europea. Naïr situaba el modelo económico europeo al borde del abismo y advertía de la grave “enfermedad” por la que atraviesa el euro en los mercados internacionales.

En una entrevista televisada, Sarkozy confirmaba igualmente la mala salud del euro no sólo en el ámbito bursátil, sino también en el seno de la opinión pública. Frente a las sugerencias de abandonar la moneda única, el mandatario francés preconizaba que “el fin del euro sería el fin de Europa.” Como muestra del desánimo generalizado en algunos países de la zona euro sólo hay que consultar la última encuesta publicada por el rotativo alemán Bild. Según este diario, “el 51% de los alemanes está descontento con el euro, frente a un 44% que se declara satisfecho. Además, el 49% desea el regreso del marco, mientras que el 41% lo rechaza.” Es obvio que el incipiente abatimiento frente al euro subyace en las draconianas medidas de austeridad que están siendo implantadas en la zona euro para paliar la actual crisis, y que esto mismo genera un euroesceptismo sin paliativos en el seno europeo.


Asusta (y mucho) pensar que económicamente, como dice Naïr, “Europa está enferma”, pero aún más que el proyecto europeo, en su expresión cultural y de identidad, dependa de la salud de los mercados. Hace ahora diez años, cuando el euro veía la luz por primera vez, se pensó que a falta de una lengua común en la babeliana Europa, la implantación del euro serviría como vehículo de expresión y, por consiguiente, constituiría el primer eslabón de identidad compartida  por más de 495 millones de ciudadanos. Sin embargo, el primer varapalo no tardaría en llegar con el referéndum en 2005 para ratificar la Constitución Europea. En aquel entonces, la negativa de países como Francia y Holanda, ambos con una robusta tradición europeísta, dieron al traste con la construcción europea en su máximo exponente, provocando una crisis institucional que golpeaba frontalmente  la idea de Europa como espacio de identidad social, cultural y, por supuesto, económico.

Creo que en estos momentos de angustia, de tanta incertidumbre económica  es cuando se debería revalorizar ese espacio cultural europeo y, por por extensión, vigorizar un modelo  cuya manifestación no dependa exclusivamente del comportamiento del euro. La idea de una Europa federal como identidad existencial y cultural debe prevalecer, aún cuando el futuro económico de la Unión no sea tan favorable  como se quisiera. Ahora bien, que nadie se equivoque: no se trata de engullir los compartimentos estancos que decía Ortega y Gasset refiriéndose a los particularismos locales y regionales, sino seguir avanzando en un proyecto con un garante cultural y una identidad compartida que no esté basada únicamente en principios económicos.

Tuesday, December 14, 2010

Incepción de una insurrección óptica


Si el punto de fuga, como esencia matemática de la perspectiva lineal, constituye el centro imaginario, en el cual converge la linealidad del constructo artístico, el referente del espacio y su contenido arquitectural, entonces,  resulta plausible pensar en el punto de fuga como mera esencia del estructuralismo visual por excelencia; el punto de fuga es el destino y propósito de la linealidad, tanto como de los axiomas del ángulo y las distancias trigonométricas que conllevan la producción artística,  arquitectural y mecánica. 
 Dicha precisión de la óptica, en su efecto,  acompaña el delineamiento de la razón e, importantemente,  la construcción del espacio donde habita el ser humano.
 La razón dotada de la precisión científica dictamina el constructo de todo mecanismo tecnológico, concede la física posible para el invento mecánico y su forma, como la del contenido y su engranaje interno. Un artejo entre la razón y la linealidad de la perspectiva precede a la conceptualización del diseño estructural del espacio y, dentro del curso histórico material, sistematiza su aplicación y duplicación estratégicas. 
Piénsese en la materia orgánica que, a partir de su explotación y maleabilidad, posibilitan las producciones fantasmagóricas que desembocan en el diseño de: las calles bidireccionales y unidireccionales, las esquinas, los edificios, las fabricas y sus  assembly lines, las paredes, las ventanas, los medios de transportación, pistas de aterrizaje, coordinación de las señales satelitales,  los caminos campestres y urbanos, la complexa red de la autopista y las vías ferrocarrileras que dan testamento del régimen de la linealidad y sus construcciones, por lo que lejos de ser objetos inertes en el imaginario colectivo de la sociedad son, en efecto, no solamente el acondicionamiento visual del Ser, sino también su definición ontológica y lingüística.
Siga la extensión del régimen de la linealidad, pues, como prueba de su predominancia, también estructura el paradigma de la oración sintáctica, puesto que la lectura de estas líneas y su decodificación requiere de una direccionalidad lineal repetitiva y necesaria  para comunicar y proyectar el lenguaje que, a su vez, posiblemente,  incitará  una reflexión aprobatoria o, en términos indiferentes,  un gesto de crítica despiadada. No obstante, para ello, vale reflexionar sobre la linealidad que estructura el ámbito de la vida cotidiana. 
¿Se podría decir que el punto de fuga dispone de cierta cualidad hipnótica? ¿Será el punto de fuga, la esencia de la ideología manifestada en su forma perceptiva y estructural?


Toda percepción material, quizás apunte a un predominio, por no decir fatalismo, estructuralista, sin embargo, como contra punto,  existe el don de la imaginación y su libertad creadora, como lo diría Bergson. He aquí, se augura una incepción  estético-óptica por deconstruir el régimen de la linealidad.

Tuesday, December 7, 2010

Vargas Llosa:Elogio de la lectura y la ficción

Discurso ante la  Academia Sueca en el marco de la ceremonia de entrega del Premio Nobel de Literatura de 2010.

Discurso íntegro de Mario Vargas Llosa
© FUNDACIÓN NOBEL 2010

La amistad y el regalo de la muerte: algunas observaciones hipotéticas


Derrida, a partir del apóstrofe aristotélico: “O my friends, there is no friends”, señala una contradicción inherente, pues, el comentario aristotélico, comenta el fundador de la deconstrucción: “states the death of friends. It says it. In its perfomative contradiction (one should not be able to address friends, calling them friends while telling them that there are no friends) this saying hesitates between the established fact- it has the grammatical form of such a fact… […]… (The Politics of Friendship 27). He aquí la deconstrucción del pensamiento aristotélico por la vía de la gramática. Y es que, Derrida, con cierta influencia nietzscheana, señala los quiebres semánticos y altera la definición de lo que se entiende por amistad y su semántica esencial: la gramaticalidad de la “amistad” aristotélica es, paradójicamente, lo que imposibilita la conceptualización de su propio significado, de ahí la inferencia del “perfomative contradiction.”
El gesto de la desconstrucción, como variante de la fenomenología, consiste en indagar más allá de la superficie gramatical y adentrarse en la gramaticalidad, vale decir, aquello que constituye el constructo paradigmático de la oración. Dirán algunos pensadores deconstruccionistas que la deconstrucción ya se encuentra dentro de la obra textual desde el momento de su conceptualización, cosa que resulta un tanto contradictoria, pues, esto equivale a decir que la deconstrucción es una modalidad esencialista que, de antemano, precede al proceder crítico e interpretativo. Al contrario, la deconstrucción no debe ser entendida como un modelo critico que se auto-aplica a si mismo dentro del texto, mas, antitéticamente, considero, viene de afuera y se aplica mediante el escrutinio minucioso de la lectura y su gramaticalidad, tal como lo ha aplicado Derrida en su deconstrucción de la cita aristotélica en el párrafo inicial.
En consideración metodológica y tomando como punto de partida la aseveración derrideana: “la muerte de la amistad (amigos)” y el elemento críptico que se revela, vale ponderar sobre la relación entre el amigo y el muerto en términos analógicos de la vida (imaginario, los ISA’s o la totalidad) y la muerte (revolución y contra-revolución). Dicho esto, lo que se pretende a continuación, es ligar la materialidad de la vida y el abstracto de la muerte con la gramaticalidad del lenguaje.
Desde luego que esta premisa, nos sugiere un contexto dialéctico que nos obliga a tomar en cuenta, no sólo el materialismo histórico, sino también la negatividad de la muerte y su importancia en los avatares históricos. La muerte determina la historia, eso ya lo ha proclamado el pensamiento hegeliano.
Ahora bien, en este contexto, uno se preguntaría: ¿Cuál sería la relación entre la amistad y el regalo de la muerte? Valga entender que cuando la forma humana adquiere cierto contenido ideológico, entendimiento fraternal e historico, se presupone que el cuerpo, entonces, se convierte en un recurso instrumental para el fraternalismo, la ideología y la muerte. Para la ideología, puesto que el cuerpo encarna los valores fraternales de tal variante ideológica; para la muerte, puesto que la amistad (el enlace ideológico o colectivo) por el Yo-idéntico, hace de su vida un valor colectivo fraternal (sean las diferencias entre distintos bandos ideológicos) en oposición al Otro no-idéntico: en las revoluciones o en trifulcas ideológicas donde se lleva a cabo luchas entre bandos fraternales opuestos, la vida sacrificada es el ultimo regalo de la amistad, de ahí el regalo de la muerte.
Es en este contexto que la gramaticalidad de la cita “death of friends” adquiere relevancia críptica, pues alude, precisamente, al mecanismo dialéctico generado entre la amistad y la muerte, por ende, se abrillanta el destello del pasado ausente.